viernes, 15 de marzo de 2013

DEL LIBRO CONJUROS 



Con la punta 

que atravesó tu corazón

              forra su lengua 

para que no se enrosque

               en otra lengua 

                              que no sea la tuya 

lunes, 4 de marzo de 2013

Comentario de Lesbia Quintero sobre la novela Lotte von Indien.

Evocación en la Colonia Tovar

“Sobre los cimientos de una antigua casa en la Colonia Tovar, construí mi morada, a partir de una cocina en ruinas con un horno de pan adosado a ella”. Con esta sugestiva declaración Marisol Marrero inicia su novela Lotte von Indien: la coloniera de Tovar. La licencia discursiva que utiliza la autora para relatar esta extraordinaria historia de amor, va redescubriendo mundos entroncados en una estructura doble que se articulan a partir del ensueño de Carlotte Löwenstein y la realidad que la circunda.

Carlotte, llamada por su familia y por sus amigos Lotte, deambula y se debate entre dos mundos que a veces se contraponen radicalmente, y otras se tocan y comulgan en las raras visiones y percepciones de la coloniera de Tovar. Ella es una mujer escindida por las pasiones que la rebasan y por una sensibilidad profunda desde la que percibe su mundo poblado por sueños, por el amor y por hondas elucidaciones sobre su historia. Lotte llega a Venezuela con su familia que, arrastrada por la necesidad de mejorar su situación económica, emigra al país de la eterna primavera, como tantas otras familias europeas que se alistaron en el programa de Agustín Codazzi para poblar zonas diezmadas por las guerras de independencia y las enfermedades.

Con Lotte von Indien: la coloniera de Tovar, Marisol Marrero muestra, una vez más, la fuerza de su vocación artística y su profunda capacidad para la investigación literaria y la escritura. En esta novela histórica, lo testimonial se presenta desde una voz extraviada entre la densa niebla de la Colonia Tovar y los fríos parajes de Baden. Algunas cartas le otorgan visajes epistolario a la narración, aunque no se inscribe completamente en esta estética. La propuesta se ancla en el diario íntimo como vehículo expresivo y soporte que muestra sólidos argumentos fundamentados en la investigación rigurosa que, a su vez, le confiere realismo y verosimilitud a la historia.

La voz del narrador principal deja paso a la voz de Lotte en un discurso directo, creando una atmósfera intimista que permite conocer el mundo fragmentado y angustioso de la protagonista. El tiempo de la narración se mantiene en un vaivén del pasado al presente, de la objetividad a la subjetividad, desde el mundo de Carlotte-Lotte al mundo de Gertha: gemela, espejo, doble difusa que refracta una parte de su hermana.

Es muy significativo que Gertha también respondiera al nombre de su hermana melliza ¿se creía Lotte? Quizá sí, o tal vez solo demuestre la relación del doble que se da entre ellas: “El nombre de Gertha no sé lo que significaba, pero sí recuerdo que cuando éramos muy pequeñas, ella también respondía al nombre de Lotte, hasta que un día, enfurecida yo, bajé mis bragas y enseñé el lunar en la nalga diciendo: Yo soy Carlotte. Todos se rieron, menos Gertha que se quedó terriblemente confundida”. Este tema es fascinante, y por su complejidad amerita un estudio donde se explore esa dependencia o correspondencia con “la otredad”.

La riqueza de los elementos metatextuales va apareciendo en el relato donde El canto de los Nibelungos es un leitmotiv mediante el cual el nombre de Sigfried resuena en Alfredo, el amor imposible de Lotte, a pesar de haberse convertido en su amante. Ese amor por el coronel Alfredo Uztáriz, se convierte en el epicentro en la vida de Lotte. Después de conocerlo, su existencia, los hechos que van conformando la historia de la Colonia Tovar y el dificultoso asentamiento de los colonieros, girarán como una especie de satélites, alrededor de esa pasión.

Lotte von Indien habla con la otra que la habita, la que está llena de locura y la aparta de la realidad cotidiana. “Pero ahora me sorprendo y me asusto. Yo soy la otra, también siento esos miedos, esa pesadilla de vivir en ascuas, en vilo, atormentada. Yo junto a ella sigo caminando en vano, no me desprendo del mismo sitio ni un milímetro. A pesar de todo, me muevo lenta, torpemente, como un niño ensayando los pasos. Y sé que puedo, hasta correr puedo y lo intento, pero es una pesadilla. Sin lograrlo vuelo, pero allí estoy, sin plumas, sin alas, sin cielo…”

¿Lotte enloquecería para siempre? ¿Realmente murió asesinada por su amante? ¿Fue Gertha quien se sacrificó por ella? Estas preguntas son inevitables al finalizar la novela, la primera de una saga. En la segunda: Niebla de pasiones, algunas interrogantes quedan despejadas, sin embargo, hay que esperar la tercera parte que cerrará la saga, para conocer la historia completa de Lotte von Indien: la coloniera de Tovar.

Marisol Marrero ha publicado varios poemarios que han sido muy bien recibidos por la crítica. Su aventura novelística se inicia con:
Las brujas modernas vuelan en la Red (2001).
Lotte von Indien: la coloniera de Tovar (2003).
Alonso e Isabel (2006).
Niebla de pasiones (2007).

Lotte von Indien: La coloniera de Tovar, está publicada por la Asociación de Escritores de Mérida (SEM)

Lesbia Quintero. Caracas, 30 de octubre 2011



domingo, 3 de marzo de 2013

ALONSO e ISABEL, por Marisol Marrero

Alonso e Isabel, novela basada en los amores del conquistador Alonso de Ojeda y la india Isabel.



Mar Caribe: Siglo XVI

Una indígena en los primeros tiempos de la conquista, se ve a sí misma, no solo enamorada del colonizador español Alonso de Ojeda, sino también convertida en su cronista, ya conocida con el nombre cristiano de Isabel y con dominio de la lengua del colonizador. Pero ella, como cronista de esta novela, simboliza dos elementos singulares que rehacen de otra manera la historia conocida.

Los sucesos son contados desde un punto de vista personal que se conjugan con el contexto de los personajes históricos, más que oficial es la crónica intima, erótica. Enmarcados por la visión femenina del amor. Bien lo resume este epígrafe de la novela, donde Serta de Lespinasse dice: Os amo como hay que amar: con desesperación. Así ama Isabel a don Alonso, con todas las fuerzas de su juventud y de su libertad agreste del Nuevo Mundo, así la llamaba Alonso, Nuevo Mundo, mi amor.

Fragmentos de la novela:
Entré llorando en la que había sido mi casa. El reloj de arena que me regaló un día don Alonso se encontraba como un idolo en su nicho de mampostería. Se veía extraño en este ambiente lleno de telas de araña. ¡Los indios no se atrevieron a tocarlo!
En mi alcoba, permanecía la cama, inmune a la desolación. A la madera húmeda, le habían nacido ramas llenas de verdes hojas. Sus patas, habían enraizado. Seguramente recordaban el amor que las sostuvo...
…Alonso e Isabel hacen el amor bajo la influencia de la pócima sagrada nombrada por los indios Yagué;
…Tomé su cabeza entre mis brazos y la atraje hacia mi boca. Ahora quería sus besos, pues de ellos se desprendían mariposas, montones de ellas que sobrevolaban nuestros cuerpos, para luego perderse selva adentro. Salían por las ventanas de la choza, por los huecos del piso, incluso traspasaban las paredes. Fue una noche de besos interminables, profundos, cada uno se alargaba en el infinito. Ahora las flores crecían multicolores en sus labios, cayendo al suelo para formar un lecho aromoso. Nuestros labios recogían la luz de la luna asomada en los altos ramajes, que comenzaron a moverse ligeramente generando un airecillo repentino, que refrescó nuestros cuerpos, sudados de tanto amor. Y ahora el beso más profundo, el de las aguas, el de las lluvias perennes, el de las inmensas cascadas. Todo fluye de nuestros labios, mi cuerpo se cimbrea intensamente queriendo ser penetrada de una vez, pero él insiste en prolongar el placer. De pronto, el gran estruendo dentro de mi cuerpo, el estallido infinito, irrepetible: porororoco… decimos nosotros, que en voz indígena significa "el encuentro de las aguas". El grande y potente río penetra en las aguas salobres de la mar, choca contra ellas en un rugido ancestral, interminable, sobrecogedor. Yo daba vueltas y vueltas en el aire, él flotaba sobre mi vientre en espasmos sin fin, y otra vez y otra, y ya no puedo más. Grito tan fuerte que se alborota una bandada de pájaros, como si hubieran oído el disparo de un arcabuz. Él cae como un ave herida sobre mi cuerpo y se duerme en él. Yo acaricio su cabeza suavemente para que no despierte nunca más y quedarnos así para siempre.